
La final, celebrada en Tauranga, Nueva Zelanda, fue una batalla cautivadora contra Inglaterra. La victoria de Egipto quedó asegurada con un contundente triunfo de 2-0, demostrando su dominio en el mundo del squash.
Los momentos destacados de la final incluyeron una actuación estelar del equipo egipcio. Notablemente, el partido contó con el "Toro Furioso", quien superó al ElShorbagy de Inglaterra con una victoria dominante de 3-0 en apenas 49 minutos.
El equipo egipcio, compuesto por jugadores como Mazen Hesham, Ali Farag, Youssef Soliman y Mostafa Asal, ha establecido evidentemente un alto estándar en el squash internacional, y su último triunfo en el Campeonato Mundial Masculino por Equipos WSF consolida su estatus como una potencia en el mundo del squash